Pero ellos y yo sabemos

que el cielo tiene el color

de la infancia muerta.

descríbeme la casa del vacío,

háblame de esas palabras

vestidas de féretros que habitan en mi inocencia.

palabras donde poder sentarnos y sonreír.

Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.

A la otra que soy

que renueva mi cansancio de otras edades.

contemplar a cada uno de mis nombres

ahorcados en la nada

Señor

tengo para rato

lo regalado es mío y se acabó.


2020