Yo, la triciclista, ando sin parar.
Mis ruedas me llevan.
De acá para allá.
¿Pero a dónde ahora?

El silencio invade la casa, la cocina; la oscuridad carcome nuestros huesos como la muerte. Cuando la grela invade hasta el último rincón de tu cuarto. Ahí es donde sabés que haz de crecer.

El olvido es la única anestesia verdadera. Olvidar lo que fuiste para morir a lo que te convertiste.

¿Cuánto te debo por mis vergüenzas?


A A.P.

2020