Es esa fina línea, esa trazabilidad que recorre mi columna vertebral. Que me lleva hasta los lugares recónditos donde se forma mi psique. Donde se origina la tiranía, el atropello. Ahí donde fermeta la herida del tiempo, de la niñez, de la negliencia, del deber. Ahí donde todos mis sueños se mueren de a ratitos porque no soportan la falta de oxígeno. Ahí donde mi carne se vuelve hueso y el hueso, polvo. Ahí donde un filósofo predica la dialéctica del abuso.
2020