Ir por todos lados siendo la obra de la memoria.

Trayendo consigo todos los peajes que de este mundo te puedas imaginar;

los pellejos de los dedos;

y la Iglesia de los Últimos Días.

Treinta de julio, treinta de agosto, treinta de septiembre. Treinta años para darte cuenta que el tiempo no existe.

Para ser un árbol despellejado.

Y recordar de dónde viniste.


2020