Hay algo muy interesante en este libro que más allá de lo que plantean las figuras (y los colores de la tapa) tiene que ver con la palabra “correspondencia”. Tómese como el intercambio de cartas entre dos escritoras (en este caso) o la relación de complementación, concordancia, equivalencia o simetría que existe o se establece entre dos o más cosas (según Google). Se plantea perfectamente en este ingreso lingüístico el enigma principal, la pregunta de este texto. Y el recorrido no tiene nada aparentemente particular: su correspondiente prólogo explicativo, una nota sobre la edición, las cartas propiamente dichas y un escrito final de V.O. sobre la escritora V.W. La bibliografía, la cronología del intercambio (útil detalle) y el índice de documentos para finalizar (se nos muestran algunas imágenes de las correspondencias originales en el recorrido). Lo interesante es el diálogo que se da a través de todo el libro entre las dos figuras, las dos escritoras, las dos amantes, las dos mujeres, una europea, la otra americana, una de acá, la otra de allá, en francés, por cierto. La mirada de la encargada de la compilación de los textos, la intimidad de las palabras de Virginia dirigidas a Victoria, de lo que dice cada una de la otra y de sí mismas, de sus vidas (a la distancia, compartidas), atravezadas por una realidad social, cultural y política muy particular, que las moviliza en diferentes formatos. La admiración, el respeto, la intuición, la tensión, la atracción, la banalidad, la sororidad que las une, las separa, las refleja, las exime. La corrección, la expurgación, el inglés, el español, las citas, las aclaraciones, los corchetes, los sobrenombres, los etc. que esconden. Todo lo que muestran las advenedizas.

Qué legado el de tantas mujeres que atravezaron la historia para contar aquello que hoy reconocemos como propio. El de tantas mujeres que me atravezaron.

Que siempre encuentres el hambre con el cual decir tu alimento.


A Victoria Ocampo, a Virginia Woolf, a todas ellas, 2021