Esconderse como una ratita

escabullirse

en el marco de la puerta

apoyarse suavemente

sobre el vendaval

usando solo la intuición como guía

el compás

que gira

indicando que los dos lados

son lo mismo.

Silenciarse,

escuchar

las personas que pasan

con sus rulos

que caen las hojas

amarillas como la línea de

la calle el límite

que nos ponemos

que es

en nosotros el origen

el comienzo

darnos la sabiduría de entender

qué podemos cambiar

qué depende

de nuestras estrellas

nuestro ojos

en el fuego

con el pelo blanco

las cenizas llenan

hasta el fondo

del vacío

secular.

Distinguir las líneas

entre las que corremos

las corrientes

cómo fluyen

se renuevan

resarciendo nuestra verdad

la realidad de la historia

que contamos

que nos cuentan

nos dicen que somos

lo que aspiramos

por la nariz y el corazón

los gritos

que no salen por tu garganta

son los que escucho

cuando cierro los ojos

levanto la mirada

y estás ahí

en flamas

inflamada

llamándome.


A Olga O., 2021